lunes, 22 de junio de 2015

CELIA

A lo largo de la vida uno va aprendiendo una cosa importante, que nadie somos imprescindibles, aunque a veces nos lo parezca.
Nuestra compañera Celia se va el próximo curso a otro centro, motivos personales y profesionales la alejan de nosotros, y yo me alegro por ella, ya que era lo que quería, y como he dicho anteriormente, nadie es imprescindible, pero también tengo muy claro que hay personas a las que es más difícil sustituir que a otras y Celia es una de ellas.
No voy a entrar a valorar se trayectoria profesional, ya que creo que no es necesario. Cualquiera que la conozca y que haya tenido la suerte de tenerla como compañera o como maestra de sus hijos/as sabrá darle el valor que realmente tiene.
Pero si quiero hablar aquí de su labor en esta biblioteca, ya que posiblemente sea para todos la menos conocida.
Cuando llegué a este colegio tengo que decir que la biblioteca ya era una institución dentro del mismo. Al frente de la misma estaba José Enrique como coordinador, que todo hay que decirlo realizaba un excelente trabajo.
Pero había más, siempre un poco a su sombra y sin aparecer demasiado había otras dos personas, María y Celia, que si bien realizaban una labor mucho más callada, eran tan importantes como la del Coordinador.
Me sorprendió nada más llegar el conocimiento que Celia tenia de la biblioteca, de su funcionamiento, de sus objetivos, y de todo lo relacionado con la misma. Poco a poco me fui dando cuenta de lo importante que era su trabajo en la misma, un trabajo callado, a veces poco reconocido pero desde luego siempre muy eficaz e importante.
Durante estos años he tenido la suerte de trabajar con ella codo con codo, y puedo decir que siempre ha estado dispuesta a ayudarme, que ha seguido realizando esa labor callada que hace posible que las cosas funcionen y además funcionen bien, que su cabeza ha sido una fuente inagotable de actividades, de imaginación.
En cuanto a la revista PINOTES, que queréis que os diga, cualquiera que haya hecho algo parecido sabe el trabajo que eso supone, las horas que hay que dedicarle para que salga bien, y ella lleva haciéndolo ya seis años.
Ha sido admirable, o al menos a mi así me lo parece, su entrega y su colaboración y aunque como dije antes, nadie somos imprescindibles, tengo muy claro que el próximo año la voy a echar de menos, que va a ser difícil llenar ese vacío que dejará y que en uno de esos estantes  de la biblioteca, entre esos libros que tantas veces ha colocado, arreglado, forrado o catalogado siempre quedará un hueco para su recuerdo.
Celia, me alegro por ti y por el Centro al que vas, pero no puedo dejar de pensar que te vamos a extrañar.
Un beso muy grande y hasta siempre.






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