A lo largo de la vida uno va aprendiendo una cosa importante, que nadie
somos imprescindibles, aunque a veces nos lo parezca.
Nuestra compañera Celia se va el próximo curso a otro centro, motivos
personales y profesionales la alejan de nosotros, y yo me alegro por ella, ya
que era lo que quería, y como he dicho anteriormente, nadie es imprescindible,
pero también tengo muy claro que hay personas a las que es más difícil sustituir
que a otras y Celia es una de ellas.
No voy a entrar a valorar se trayectoria profesional, ya que creo que
no es necesario. Cualquiera que la conozca y que haya tenido la suerte de
tenerla como compañera o como maestra de sus hijos/as sabrá darle el valor que
realmente tiene.
Pero si quiero hablar aquí de su labor en esta biblioteca, ya que
posiblemente sea para todos la menos conocida.
Cuando llegué a este colegio tengo que decir que la biblioteca ya era
una institución dentro del mismo. Al frente de la misma estaba José Enrique
como coordinador, que todo hay que decirlo realizaba un excelente trabajo.
Pero había más, siempre un poco a su sombra y sin aparecer demasiado
había otras dos personas, María y Celia, que si bien realizaban una labor mucho
más callada, eran tan importantes como la del Coordinador.
Me sorprendió nada más llegar el conocimiento que Celia tenia de la
biblioteca, de su funcionamiento, de sus objetivos, y de todo lo relacionado
con la misma. Poco a poco me fui dando cuenta de lo importante que era su
trabajo en la misma, un trabajo callado, a veces poco reconocido pero desde
luego siempre muy eficaz e importante.
Durante estos años he tenido la suerte de trabajar con ella codo con
codo, y puedo decir que siempre ha estado dispuesta a ayudarme, que ha seguido
realizando esa labor callada que hace posible que las cosas funcionen y además
funcionen bien, que su cabeza ha sido una fuente inagotable de actividades, de
imaginación.
En cuanto a la revista PINOTES, que queréis que os diga, cualquiera que
haya hecho algo parecido sabe el trabajo que eso supone, las horas que hay que
dedicarle para que salga bien, y ella lleva haciéndolo ya seis años.
Ha sido admirable, o al menos a mi así me lo parece, su entrega y su
colaboración y aunque como dije antes, nadie somos imprescindibles, tengo muy
claro que el próximo año la voy a echar de menos, que va a ser difícil llenar
ese vacío que dejará y que en uno de esos estantes de la biblioteca, entre esos libros que
tantas veces ha colocado, arreglado, forrado o catalogado siempre quedará un
hueco para su recuerdo.
Celia, me alegro por ti y por el Centro al que vas, pero no puedo dejar
de pensar que te vamos a extrañar.
Un beso muy grande y hasta siempre.
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